miércoles, 19 de febrero de 2014

Casa Luis - Ferroñes 17-01-2014

Restaurante Casa Luis. Fecha de la visita 17-01-2014

Un viernes más, como mandan los cánones, se reúnen 10 personas de buen carácter y mejor comer, para realizar la visita de rigor a uno de estos restaurantes que nos circundan.

Esta ocasión, y a través de la recomendación de uno de los peñistas, se decide visitar el Restaurante Casa Luis en el pueblo de Ferroñes, Llanera. Para poder realizar la visita es necesario apuntar que se efectúo la reserva con mes y medio de antelación. Tal están las cosas en dicha casa.

El restaurante se trata del bar principal del pueblo, se sitúa en el centro del núcleo rural, tiene buen aspecto exterior y un pequeño aparcamiento en la zona lateral que se queda pequeño.

El grupo llega de manera alegre y puntual, los dueños del establecimiento nos sitúan en la zona posterior del comedor. Un comedor correcto, luminoso y limpio.

Para la comida no hubo discusión, 8 raciones de callos con sus correspondiente patatas fritas caseras y dos entrecots para dos comensales.

Diremos ahora que el lugar se conoce por la comida casera, especialmente los callos.

Se sirven de manera rápida y eficiente los callos, en unos recipientes de barro cocido con tapa. La presentación aparte de oportuna es eficiente, puesto que conserva el calor del plato para poder degustarlos pausadamente.

Los callos vienen picados en trozos pequeños, como ya los hemos probado otras veces, con un muy correcto punto meloso. El nivel de picante es medio-bajo, lo cual se corrige con un aceite picante para que cada uno los aliñe a su gusto.

Los callos estaban muy buenos, lo que no nos pusimos de acuerdo es si eran los mejores que habíamos probado, se nota en el reposo de la preparación, la limpieza y el sabor.

El entrecot de los comensales que no probaron los callos estaba, según nos contaron, buenos y tiernos.

Como no podía ser de otro modo de los callos dimos buena cuenta, en su totalidad, eso a pesar de que la cantidad era abundante.



Es en este momento cuando, en un ataque de valentía y capacidad, decidimos seguir probando los productos típicos de la casa. Pedimos unas raciones de picadillo con patatas y unas raciones de adobo. Por recomendación de los camareros redujimos ligeramente la comanda, moderando el numero de raciones, tengamos en cuenta que veníamos de un primer plato no muy ligero.



El picadillo tenía muy buen sabor, pecaba de cierto tono pálido , entendemos que seria debido al pimentón. El punto de picante esta vez sin nada que objetar para nadie.

El adobo estaba bueno , pero cosecho menos alabanzas que todo lo anterior.



Para acompañar la comida nos dejamos aconsejar por el camarero y pedimos el vino de la casa, Coto de Hayas. Un Campo de Borja, correcto y efectivo.



No contentos con haber ampliado la comida , y sin amilanarnos lo mas mínimo, pasamos a los postres. Casi todos caseros, a saber. Arroz con leche, Flan de avellana, tarta de turrón, tarta de queso y tarta helada. Buenos en general.



Con los cafés, se nos obsequio con chupito de orujo tostado de casa. Bueno.



Como vemos, se trató de una cena amplia y abundante, quizás hubiese sido mejor si se tratase de una comida, lo cual indicamos para futuros visitantes.

El sitio no defraudo, incluso diríamos que gusto bastante. Un bar restaurante de comida casera solvente. Del cual solo nos quedaría resaltar la simpatía y saber hacer del servicio, especialmente de la camarera que nos atendió. Un saludo para ella desde aquí.




Los Comensales





Tinto Coto de Hayas




Callos con patatas




Entrecot




Adobo




Picadillo




Tarta al whisky




Tartas variadas




Requesón con miel y nueces





Orujo tostado de miel