sábado, 7 de septiembre de 2013

Restaurante Las Delicias - Luanco 02-08-2013

Cena Sidrería Las Delicias (Luanco).

Seis eran seis los intrépidos valliniellenses que en esta ocasión abandonaron tierras altas de avilés para dirigirse al hermano concejo de Gozón. Sólo seis hombres, aunque suficientes para no dejar caer la bandera de la peña gastronómica que se mantiene en pie aún en mes tan tipicamente vacacional como es agosto.

Anecdóticamente hemos de recordar que la parroquia de Valliniello perteneció a este concejo vecino antes de todo este 'boom' industrial respetando la división natural de la Ría de Avilés. 'Boom', por cierto, del que somos casi todos hijos o parientes.

Noche veraniega y calurosa, jolgorio típico de agosto en las calles de una villa llena hasta la bandera.

Como está sucediendo últimamente nos dirigimos a una sidrería clásica y de tradición, en este caso la Sidrería las Delicias (El Ponderoso), en pleno corazón de Luanco. Un local con renovada gerencia, pero manteniendo todo el alma de sidrería asturiana.

El local, con varios comedores sencillos y las típicas mesas frente a la propia barra, sigue con el estilo propio de sidrería asturiana, esas en las que no es extraño oír a algún lugareño cantando mientras pasas por sus puerta. Se puede imaginar fácilmente a ese señor con el codo apoyado en la barra, el vaso de sidra en la mano y los ojos cerrados para no perder ni un ápice de entonación. El color de sus cara variará en función de los temas interpretados.

Una vez acomodados no perdemos mucho tiempo en discutir el menú, unos entrantes para amenizar la espera y calmar los cuerpos, en este caso calamares frescos (de verdad) y pulpo. Sin ser excesivamente arriesgada nuestra apuesta, los calamares nos satisfacen y el pulpo nos alegra notablemente, ya que se sirve en un punto perfecto, lástima que nos guste a todos…
Ya metidos en el turrón, elegimos en 2 bandos, por una parte seguimos con producto típico, parrillada de pescado y marisco, acierto pleno. Por la otra, el ánsia irrefrenable del cachopo allá donde vamos.
La parrillada, variada, sabrosa, suficiente, una apuesta a caballo ganador. Mariscos y pescados de los que no sabes cuál elegir primero.  Los cachopos son sencillos pero eficaces, sin muchas florituras en su presentación, el sabor es de los que se recuerdan en las discusiones cotidianas. Tras ciertos codazos no queda rastro ni de una cosa ni de la otra, buen síntoma.
En cuanto a los postres, se trata de tarta de arroz con leche, charlota y tarta gijonesa. Ni rastro en uno minutos.
Vino Fuentespina Roble y albariñó Valdamor, ambos del agrado.

El vino en su temperatura, el pan mejor de lo acostumbrado para una cena….

El tema de los chupitos y licores es una cuestión de menor influencia en cuanto al trabajo de hostelero, siempre y cuando se sirva con profesionalidad. Como dijo una vez aquel camarero en un local que se tenía por exótico al ser preguntado por la condimentación de una de las salsas: ‘ yo abro la lata….’

Es fácil el resumen de esta visita a Las Delicias, buenos productos, bien presentados y preparados, a un precio razonable y con un gran resultado. Una o varias copas donde pida el cuerpo y contento para casa.
De todas formas quede claro que no se trata de un tema fácil cumplir con lo que esperamos de un lugar en el que se come bien, el resultado no es gratuito, hay que mantener el nivel , lo que explica que en alguna ocasión la sensación de no cumplir estas expectativas meridianamente altas puede defraudar al comensal y su opinión se vuelve demasiado crítica quizá, como nos pudo haber sucedido en el pasado. Esta noche dimos en el centro de la diana, mañana Dios (o lo que sea) dirá. El mérito del hostelero es el resultado, no el ingrediente en sí mismo.

Esta noche es como  esa suerte de apuesta no muy arriesgada pero que suele salir bien y tienes siempre a mano, como cuando invitaste a aquella primera novia, procuraste no elegir un local con maître…la cosa acabó como acabó, pero no fué por culpa de la cena.

Salud...



Albariño Valdamor




 Calamares Frescos.




Pulpo.




Parrillada de pescado y marisco.





Cachopo de ternera.





Charlota





Tarta de arroz con leche.





Tarta gijonesa.







Casa Lin - Avilés 05-07-2013

Cena Casa Lin (Avilés).

Era verano, hacía calor, finalmente se habían cumplido las previsiones y solo ocho de los integrantes del grupo fueron capaces de llegar a la cita.

Aquella noche, al igual que muchas otras,  tenían hambre y sed. El día había sido duro, el cansancio se reflejaba en sus caras, las palabras eran parcas y los gestos hoscos…hasta que dio comienzo la pitanza.

Casa Lin una sidrería señera en la villa de Avilés, un clásico, fue el sitio elegido para la reunión de las gentes risueñas y amables que forman la peña.

Como la carta es amplia, se decide esta vez, preparar un menú por anticipado.

Al llegar nos situamos en una mesa del comedor posterior, decoración la justa, una especie de hórreo en la parte trasera, cajas de sidra y serrín por el suelo. Eso si, cuenta con unos techos altos que le dan comodidad a la estancia. Queda claro por lo tanto, que allí todo indica aquello de “señores ustedes aquí han venido a comer “. Nada que objetar.

Para remojar el gaznate elegimos por un lado, Albariño Gran Bazán Ámbar y Rioja Beronia Crianza. Unos clásicos que nunca defraudan. No estaba la noche para experimentos, imagínense elegir un albariño de esos modernos con maduración en barrica y que tiene más fuerza que el pescado, pues lo dicho, a tiro fijo.

Comenzamos la cena con unos entrantes a base de Zamburiñas, Navajas, Rabas y Mejillones.

A resaltar los mejillones, que de buenos sorprendieron, no siendo su mejor época.

Los calamares normales y las zamburiñas y navajas muy buenas.

Un apunte :  las zamburiñas en unos pocos años han empezado a conquistar las mesas, desplazando a otros moluscos, principalmente a las almejas. Quizá esto se deba a que la preparación de las primeras es mas franca, ( a la plancha o al horno ), y saca lo mejor del producto. Esto también tiene que ver con las infames y chuscas salsas que a veces acompañas a las almejas, las cuales pobres no tienen la culpa.

Se elige como pescado tacos de bonito, estando en plena temporada no podía ser de otra manera. Al presentarlo en tacos con una salsa que lo reoga, esta muy tierno y jugoso, y la salsa apoya el sabor perfectamente. Un plato muy bueno y una excelente forma de comer el bonito. Rico, rico.

La carne a continuación, Buey a la plancha,  para completar la cena. No entusiasmo como el pescado y tampoco decepciono. Evidentemente no quedo en el plato testigo alguno de la misma, no le dio tiempo a enfriar, pero no es la mejor que hemos comido.

La casa no es conocida por la calidad de sus carnes, pero nosotros tampoco somos conocidos por ser vegetarianos, así que su presencia en la cena era condición obligatoria.

Para finalizar unos platos de postres variados, helados, geles , natas y demás. Más que nada para cumplir con la cuota de azúcar de la cena. Normales.

Chupitos de J.B. , hierbas  y Jhonny Walker . Algún café.

Como visión general y recomendación para futuros visitantes. A las sidrerías se va a comer y beber, a comer productos de temporada o de la zona, a beber sidra o vinos solventes. No se compliquen ustedes más. Siguiendo estos consejos, que no son difíciles de llevar a cabo, comerán ustedes bien.



Albariño Gran Bazán Ambar





Navajas





Calamares frescos.







Tacos de Bonito

Buey a la plancha.




Postres variados.


Asador La Miranda 07-06-2013


Cena en Asador La Miranda (Alto de La Miranda - Llanera)

Sumergidos en este invierno de lluvias incesantes, se reúnen nuevamente los integrantes de la peña gastronómica valliniellense.

Esta vez se trata de resarcir una deuda con un concejo al que teníamos olvidado, Carreño. Para ello, se elige  para la asamblea mensual al Restaurante Sidrería Santuarua en Candas.
Con  bajas de última hora y alguna ausencia palmaria, se van dando cita el la barra del establecimiento 9 de los peñistas. El establecimiento esta compuesto por la sidrería propiamente dicha, con una amplia barra y un puñado de mesas, pero existe un espacio anexo dedicado a comedores, en el que en varios ambientes, se disponen gran numero de mesas. Las instalaciones son correctas y no se hecha nada en falta, la decoración y ambiente esta un poco a medio camino entre lo moderno y clásico, con toques decorativos un poco añejos.
Tomamos asiento en la zona de comedores, y se nos entregan las cartas. La carta es amplia y variada, destaca en pescados y mariscos, pero también tiene gran cantidad de platos para entrantes y tapas.
Después de discutir brevemente, se nos toma nota de los platos y se nos obsequia con dos abundantes raciones de pastel de cabracho para amenizar la espera. Y como allí no habíamos quedado para solucionar el paro nacional… damos cuenta de ellas.

Ya metidos en harina, llegan a la mesa unas raciones de pulpo y chipirones afogaos, los entrantes. Los chipirones estaban bien preparados y ricos, pero el pulpo no les dejo disfrutar de su minuto de gloria, destacaba por su textura, estando del agrado del todo el mundo. Ambos platos nos dejaron una agradable sensación. Y sí, algún día hablaremos del pulpo, de la materia prima…
Las elecciones de los platos principales, como siempre estuvieron muy repartidas. Por un lado las carnes: el sempiterno cachopo para algunos y callos para algún osado. Veamos, el cachopo no mantuvo el tipo de los entrantes y no cumplió otra función que la meramente alimentaria. Los callos a priori, tenían el esfuerzo de haberse presentado con un huevo frito sobre ellos en la cazuela de barro. Para ser francos, hemos de decir que el huevo solo se puede valorar como elemento decorativo, ni aportaba nada al plato, ni lo mejoraba en absoluto. Los callos por si solos tampoco eran un festival de emociones.
Los que eligieron pescado pensando que ese era el fuerte de la casa… acertaron plenamente. Por un lado se pidió lubina en salsa de oficios, que estaba buena, bien presentada y con un producto de calidad. Y por otro se pidió una parrillada de pescado y marisco para compartir entre varios, estando aquí, junto con el pulpo, el máximo acierto de la noche. Buen pescado y marisco, pescado sabroso y fresco, marisco en el que destacaban las andaricas. El único reparo que se le puede hacer es la cantidad de las tres raciones, que fueron  a nuestro modo de ver… dos abundantes.
Las bebidas que iban acompañando a la comida eran, Ribera del Duero Crianza Lamatum 2008. Sidra y agua.
En los postres nos dejamos aconsejar y pedimos parte de los postres de la casa, Tarta de chocolate y nueces, a la que le faltaba una proporción más equitativa entre el chocolate y las nueces. Tarta de frixuelosNatillas y frixuelos rellenos. El sabor de los postres normal, nos dejaron indiferentes.
Y para terminar como siempre cafés y licores.
Intentando resumir la visita podríamos decir, que se trata de una casa que encontramos una gran variedad de platos, pero en la que toda la carta no esta a la misma altura. Los pescados y mariscos destacan por encima del resto, al menos en nuestra visita. Se trata de un sitio al que ir a comer en Candás, huyendo de los tumultos del turismo, y aprovechándose de su puntos fuertes. Los experimentos se recomienda dejarlos para otros locales.



Comensales


Pastel de cabracho


Chipirones afogaos

Pulpo

Callos

Cachopo con salsa cabrales

Lubina en salsa de oricios

Parrillada de pescados y mariscos

Tarta de chocolate y nueces

Frixuelos rellenos

Natillas